Con menos de 30 años y natural de Corral de Calatrava, Javier Morales Herrera ha sido elegido el mejor cocinero de la Comunidad de Madrid. Un título con el que se alzó el pasado lunes, 14 de noviembre, en la XXIX edición del Certamen Gastronómico de la Comunidad de Madrid, organizado por la Asociación de Cocineros y Reposteros de Madrid (Acyre Madrid). En la gran final participaron nueve parejas (chef y ayudante), y Javier Morales Herrera y su ayudante Jorge Sánchez Salcedo, del Mandarín Oriental Ritz Madrid, fueron los vencedores. Y lo consiguieron con una lubina en salsa verde cítrica y picaña otoñal. Dos platos que le valieron la máxima puntuación del jurado de cata y del jurado técnico.
Un premio que detrás lleva muchas horas de trabajo y esfuerzo, pero que a pesar de todo «no nos esperábamos», reconoce en declaraciones a La Tribuna. «Es la primera vez que nos presentábamos a un concurso y, con trabajo y suerte hemos ganado. Después de terminar nuestro horario de trabajo y en nuestro tiempo libre nos dedicábamos a hacer pruebas y a ir al mercado para seleccionar los productos. Las horas que hemos dedicado han merecido la pena», comentó emocionado al tiempo que agradeció a su compañero su «mérito y esfuerzo», pues sin su ayuda, reconoció, este premio no hubiera sido posible.
Pero Morales tampoco quiso olvidarse de sus padres, quienes actualmente regentan un restaurante en Corral de Calatrava, donde aprendió los valores del mundo de la gastronomía como «el esfuerzo, la constancia y el trabajo». «Mis padres han sido mi gran fortaleza. Mi madre por la fuerza que tiene, y mi padre por haberme inculcado los valores de la gastronomía desde muy pequeño», enfatizó.
Tras terminar sus estudios de Secundaria puso rumbo a la capital andaluza para matricularse en la Escuela Superior de Hostelería de Sevilla, uno de los centros más aclamados de Europa en lo que a hostelería y turismo se refiere. Allí estuvo tres años formándose y aprendiendo el oficio que tanto amaba, y que hoy se ha convertido en su profesión gracias a su pasión y tesón, pero también a las prácticas que realizaba cada curso en los mejores restaurantes de alta cocina, como el Bodegón Alejandro, de Andrés Berasategui o Casa Gerardo, con una Estrella Michelín, entre otros muchos. Desde marzo del año pasado es cocinero del Mandarín Oriental Ritz Madrid, que reabrió sus puertas tras una importante renovación.
Ahora, su gran sueño por cumplir es montar su propio restaurante en Madrid y «trasladar ese negocio del pueblo a la capital». «El mundo de la hostelería es muy duro, y más cuando uno tiene su propio restaurante, pero es una de mis metas que aún me queda por conseguir», declaró este joven cocinero que siempre que puede visita su pueblo natal, Corral de Calatrava, donde trazó sus inicios en el arte culinario y el lugar que le gusta volver para ayudar a sus padres en el restaurante, sobre todo en épocas de mucho trabajo como son las fiestas y donde la cocina también es protagonista, concluyó.
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